Miss L es una niña ejemplar… fuera de casa. Cuando está dentro tiene unas rabietas descomunales por cualquier «tontería». Hay quién lo achaca a celos, pero la realidad es que siempre ha sido una niña muy demandante y explosiva y sus rabietas nos acompañan desde mucho antes de que se convirtiera en hermana mayor.
Por suerte está aprendiendo a identificar sus emociones y con ello a controlar un poco la intensidad de sus enfados. Aún hay rabietas, pero poco a poco empieza a canalizar su rabia y frustración de otros modos.
La mala noticia es que Mr. G, ese niño que no lloraba jamás y que si lo hacía era sinónimo de que había que salir corriendo a urgencias porque algo grave pasaba, lleva unas semanas demostrando porque se les llama los «terribles dos». No sé si realmente será la edad, la vuelta a la rutina o las circunstancias, pero lo bueno es que ya tengo un bagaje a mis espaldas y que él es mucho más fácil de conformar.
7 Consejos para minimizar las rabietas
Aunque reconozco que hay momentos en los que me siento realmente superada, sobre todo cuando los dos se enrabietan a la vez, y que aún me queda mucho por aprender, me veo capaz de darte algunos consejos que a mí me funcionan:
- Mantener la calma. No eches más leña al fuego.
- Investigar. Siempre hay una razón detrás de esa conducta y detectarla es imprescindible para ayudar a tu hijo a calmarse. Ayudar al peque a identificar cómo se siente. Poner nombre a esa emoción y enseñarle un mejor modo de expresarla siempre es buena idea.
- Reforzar las buenas conductas. A veces prestamos más atención a los niños cuando «la lían» que cuando se portan como esperamos que lo hagan y eso solo consigue que cada vez se porten peor para conseguir nuestra aprobación. ¡Demos la vuelta a la tortilla!
- Acompañar, acompañar, acompañar. Hay niños que solo necesitan un abrazo para calmarse, otros que el roce hace que se enfaden más. En cualquier caso, hazle ver que no está solo y siempre podrá contar contigo.
- Hablar con ellos cuando se hayan tranquilizado y explicarles las consecuencias lógicas de su mal comportamiento.
- Ser coherente y cumplir siempre lo que decimos. Si las normas de la casa son variables, o las consecuencias ante un mismo hecho cambian según el día, no sabrán a qué atenerse.
- Lee el libro de Rosa Jové «Ni rabietas ni conflictos«, seguro que te ayuda
- Y sobre todo, no te lo tomes como algo personal. Los niños no son malos por naturaleza.
¿Cuáles son tus trucos para gestionar las rabietas de tus peques?